El asilo a Julian Assange, un movimiento calculado de Rafael Correa
Analistas indican que decisión del presidente busca ocultar la forma en que trata a la prensa en su país, así como marcar su oposición a Estados Unidos

Rafael Correa, presidente de Ecuador. (AP)
Correa, de 49 años, sabía que su proceder podría ofender profundamente a Estados Unidos, Gran Bretaña, Suecia y quizá a la Unión Europea. También sabía que estaría incitando represalias comerciales y políticas en perjuicio de su pequeña nación de 14 millones de habitantes y exportadora de petróleo. Conceder asilo al responsable de la mayor difusión sin precedentes de secretos filtrados de Estados Unidos parecía algo demasiado tentador para que Correa se resistiera.
CORREA Y SU AMISTAD CON EL ROBIN HOOD DE LA ERA DIGITAL
Con la medida, Correa logra que se le asocie con quien es considerado por sus seguidores como el Robin Hood de la era digital que lucha contra los abusos de los grandes gobiernos y de las grandes corporaciones.
El legislador Eliot Engel, miembro importante en la subcomisión del Hemisferio Occidental de la Cámara de Representantes federal de Estados Unidos, se ha entrevistado con Correa en diversas ocasiones y considera que el mandatario es consciente de la apuesta que ha hecho. “(Correa) es muy inteligente y esta decisión no la tomó al vacío”, señaló Engel, demócrata de Nueva York. “El motivo sería más o menos pasar al frente del grupo que pica los ojos a Estados Unidos”, agregó. Engel se refirió a la los países que integran el ALBA.
“(El asilo) no se debió simplemente a que Julian Assange debe quedar en libertad o porque no se le debe perseguir”, señaló Engel en referencia a Correa. “¿Si este fuera el caso, por qué (Correa) persigue a sus propios periodistas?”, agregó.